domingo, 2 de mayo de 2010

Plaza del Dos de Mayo

En el siglo XVII, tal y como puede verse en el plano de Teixeira, este lugar estaba atravesado por las calles de la Cruz (más tarde San Pedro La Nueva y actualmente Dos de Mayo) y la de San Miguel (luego de San Miguel y San José y hoy las calles de Velarde y de Daoíz). A finales de ese siglo se erigió el palacio de Monteleón, residencia de los marqueses del Valle, duques de Monteleón y de Terranova, descendientes de Hernán Cortés. El palacio sufrió en 1723 un incendio que causó graves daños. Más tarde, en 1746, vivió aquí durante un tiempo la reina vuida doña Isabel de Farnesio. En el año 1807 Godoy convirtió el palacio en Parque de Artillería, aunque sus condiciones defensivas eran realmente inexistentes. Un año más tarde, sucedieron aquí aquellos horribles sucesos del dos de mayo de 1808 y que pasaron a ser estandarte de la independencia española.




El 21 de febrero de 1868 se propuso y se aprobó que el Ayuntamiento adquiriese la puerta del parque de Monteleón aunque no hubo necesidad de ello ya que su dueño, D. Antonio Menéndez Cuesta, la donó un mes más tarde. El primero de mayo de 1869 se inauguró la recién abierta plaza. En su centro está, en el mismo lugar que siempre ocupó, el arco que daba entrada al parque, aunque a punto estuvo de ser derribado: En 1883, el presidente de la Orden Española y Humanitaria de la Santa Cruz y Victimas del Dos de Mayo, se quejó al Ayuntamiento del mal estado en el que se hallaba el arco por lo que se hizo un proyecto de reforma que no fue aceptado. Un año después dos arquitectos municipales recomendaron su derribo y la colocación en ese mismo sitio del grupo escultórico del que nos ocuparemos enseguida. Afortunadamente, el arco se conservó y se rehabilitó en 1904 por la cantidad de ¡setenta duros!



Actualmente, delante del arco está el grupo escultórico que representa a Daoíz y Velarde "en actitud de jurar ser víctimas de las tropas del usurpador antes que humillarse a su perfidia" según las palabras del autor de la obra Antonio Solá en una carta escrita en 1822. Este monumento se realizó en Roma y llegó a España en 1831. Inicialmente, y durante casi quince años, estuvo expuesto en el Museo del Prado hasta que fue trasladado al Parterre del Retiro. Más tarde fue llevado al museo de Escultura y en 1869 a la Era del Mico (actualmente calle Carranza) en el lugar en el que hoy desemboca la calle de Ruíz (ver). Ahí estaba cuando se inauguró la plaza que nos ocupa y ahí permaneció hasta que diez años más tarde volvió al Museo del Prado, esta vez enfrente de la fachada principal (ver). No acabó aquí su éxodo, ya que en 1901 es de nuevo trasladada al Paseo de la Moncloa (ver) y, por fin, en 1932 es llevada a la Plaza del Dos de Mayo aunque es colocada un poco más alejada del arco. Su emplazamiento actual, justo delante del arco se realiza después de la Guerra Civil.


Recomiendo visitar la entrada del blog "Viendo Madrid" titulada "Plaza del Dos de Mayo I: El antes" por su magnífico estudio sobre la maqueta de Gil de Palacios.


2 comentarios:

Ripley dijo...

oye fantastica leccion de historia que yo, habiendo sido vecino del barrio no conocía. tampoco sabia de sus curiosas ubicaciones anteriores y me ha resultado muy llamativo el testimonio grafico. siempre quise hacer una foto de este lugar pero hay tanto obstaculo que nunca encontre el angulo preciso. muy bonita tu foto y espectacular el texto. fuerte abrazo

Jota Ele dijo...

No conocía este blog tuyo, Javier, y ha sido un gratísimo encuentro.

Apabullante tu documentación sobre la Plaza del 2 de Mayo y realzada por estos dos magníficos balancos y negros.

Un verdadero hallazgo tu blog.

Un abrazo.