viernes, 20 de marzo de 2009

Imperial, Botoneras y Postas

Seguimos por los alrededores de la Plaza Mayor. Un camino natural para llegar a la inevitable Puerta del Sol, desde los barrios del sur de la villa es enfilar la calle de Toledo, torcer por la calle Imperial, coger Botoneras hasta la Plaza, salir de ésta por la de la Sal y Postas y tras dos pasos por Esparteros y otros dos en la calle Mayor, desembocar en la Puerta del Sol. Tres calles de este itinerario nos ocupan hoy: las calles Imperial, de Botoneras y la de Postas.

La calle Imperial es una calle con forma de "S". Antiguamente, la calle Imperial estaba asignada principalmente al gremio de la droguería. Se llama así porque en ella estaba la casa de D. Alonso de Mendoza, conde de la Gomera, en la que se hospedaron los primeros jesuitas que vinieron al colegio Imperial que estaba en la vecina calle de Toledo (en donde actualmente está el Instituto de San Isidro).





En esta calle, en la casa que fue almotacenazgo de la villa (jaja, el almotacenazgo era el sitio que se encargaba oficialmente de contrastar las pesas y medidas), estuvo el Parque central de Bomberos. En la actualidad allí sigue un cuartel de este eficaz cuerpo.




La calle de Botoneras primero se denominó Arco Imperial por desembocar en ella. En 1835 recibió el nombre de Arco de las Botoneras porque antiguamente estuvieron aquí las vendedoras de quincallas, cuyo producto principal eran los botones. En 1854 cambió el nombre por la de Diecisiete de julio, en recuerdo de los revolucionarios días 17, 18 y 19 de julio de aquel año. Desgraciadamente, por los acaecimientos históricos, recuperó su tradicional nombre de Botoneras al poco tiempo.



Ya, Pedro de Répide nos habla que allí había algún establecimiento cervecero debido a ser calle "peatonal", como decimos nosotros, o "por carecer de tránsito rodado", como dice él, que ponía mesas al aire libre cuando hacía buen tiempo. Los "establecimientos cerveceros", siguen, y las "terracitas" también. Así que si pasamos por allí, y nos sentamos en alguna de ellas, que sepamos que estamos haciendo algo muy tradicional (eso sí, controlaremos muy bien que en el ticket aparezca lo que hemos consumido realmente y sus precios, no sea que nos vayan a confundir con indianos afortunados).



La calle de Postas es una típica calle galdosiana. Según las ordenanzas de los gremios, el comercio tradicional de esa vía era el de mercería, especiería y droguería. Actualmente es la calle de los hábitos por excelencia en Madrid, ya que aquí están las pocas tiendas que quedan dedicadas a la venta de telas para confeccionar hábitos de todas las órdenes religiosas.



El nombre se debe a la antigua casa de postas que había desde el siglo XVI en la casa señalada con el número 32 (actual 16), primera oficina de correos y postas que hubo en Madrid.



En esta calle esta el edificio de la Posada del Peine, que tiene cuatro siglos de historia en la villa. En 1610 Juan Posada adquirió una casa en la antigua calle del Vicario Viejo, hoy llamada del Marqués Viudo de Pontejos, para dar alojamiento a los huéspedes y forasteros que llegaban a la Corte. Dos siglos después el negocio continuaba y sus nuevos dueños, los hermanos Espinos, lo ampliaron con la casa contigua que daba a la calle de Postas. La posada contó a partir de entonces con unas 150 habitaciones, distribuidas por varias plantas del inmueble, y clasificadas con orden al poder adquisitivo de los inquilinos. Así, las habitaciones que daban a la calle eran más espaciosas, cómodas y ventiladas que las del interior, de dimensiones notablemente más pequeñas, carentes de luz natural y ventilación, y normalmente ocupadas por más de un inquilino. En 1892 se construyó un templete sobre el antiguo edificio y se instaló un reloj, hoy desaparecido. En cuanto a sus últimos propietarios, se dice que una mujer se encargaba del negocio cuando lo cedió a una comunidad religiosa y luego fue vendido a la relojería Girod. De la antigua posada sólo se conserva la fachada, en la que todavía se encuentra su nombre. Actualmente es un moderno hotel de cuatro estrellas.



6 comentarios:

Ripley dijo...

que bonito paseo en imagenes y que textos mas interesantes. como era aquello del ¿"yo solo se que no se nada"? pues eso, cuanto hay por ahi que se desconoce y que bonito es Madrid.

Sunrise dijo...

Estas calles forman parte de mi presente, de mi vida diaria, de mis paseos... Ahora, cuando pase por ellas, no las veré como simple calles sino como interesantes historias y bellos lugares. Gracias. Hoy aún más, :)

Javier Taguas dijo...

Os pido disculpas a los dos por no contestar antes. Algo he configurado mal en este blog porque no me avisa cuando alguien hace un comentario en él. Hoy, he entrado por casualidad y veo vuestros comentarios. Gracias por venir. Sé que ambos sois enamorados de Madrid, así que, aunque despacio, seguiré poniendo calles. Por cierto, si queréis alguna calle en particular y me lo decís, dadlo por hecho.
Repito, gracias y un saludo.
:)

Sunrise dijo...

Gracias a ti, me encanta este blog.
Por cierto, siento volverte a hacer una pregunta técnica, pero...¿cómo haces para que te lleguen avisos de comentarios? Si quieres borra esto y responde en mi sitio, ya sé qué no es el lugar. Espero que no te moleste.

Javier Taguas dijo...

Sunrise, no me molesta en absoluto. ¿Cómo iba a hacerlo?
Es así: Te metes en el blog con tu contraseña y tal, vas a configuración, luego a comentarios y una vez ahí, abajo del todo hay un apartado que pone "correo electrónico de notificación de comentarios". Pones ahí tu correo y le das a "GUARDAR CONFIGURACION". Y ya debería estar.
Si no te va, dímelo y miro a ver si hay algo más. Puedes ponerte en contacto conmigo en mi dirección de correo electrónico, que está en mi perfil.
Espero haberte sido de ayuda. Un beso. :)))

Sunrise dijo...

Muuuuuchas gracias, ya lo he hecho :)